Como empezó esta historia… y como continua.
Cuando uno se encuentra causalmente en la vida con alguna persona, lentamente comienza a develar que nos convoca. Y en una charla de amigos, pudimos descubrir nuestra necesidad de acentuar nuestras
acciones para proteger el planeta, preservar y cuidar el medio ambiente. Convencidos de que es una parte fundamental de la herencia que dejaremos a nuestras futuras generaciones.
Pensar el futuro, el de nuestros hijos y los otros hijos: los del corazón y los de la vida.
Y así uno busca “un lugar en el mundo”, que lo contenga, que lo acompañe, que lo cobije, que le permita, “ser”.
Un día, Vicente descubrió el “lugar”,
Su lugar; Verónica (un pueblito muy paisano) en el partido de Punta Indio y comenzó junto a su familia a construir lo que para algunos es un sueño, y para nosotros fue creer que otra opción de futuro es posible.
Y así contagia el amor por este lugar, invitando a amigos, a amigos de sus hijos, las futuras generaciones a cobijarse bajo la arboleda de eucaliptos y acaias compartiendo buenos mates amargos y espectaculares asados al asador. La pesca solitaria o en la compañía de unos pocos o tan sólo el silencio.
Verónica, tiene la serenidad que
renueva la energía vital del cuerpo y del alma, a tan solo 140 km de la Capital Federal y es tan así que hasta la UNESCO se dio cuenta de ello y como consecuencia se determino que a partir del año 1985 se la declarara Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad.
Surge entonces la pregunta y la propuesta para generar ideas.
Vivir en una reserva, con la vitalidad que dan la flora y la proximidad del agua del rio, generando una dinámica que fusione el cuidado y el continuo desarrollo de la habitabilidad en este espacio en particular.Aprender a sostener sus características sin modificarla, sino brindándoles los cuidados necesarios que trae consigo el cambio climático. Conocer y reconocer la vegetación abundante de el coronillo Sombra de toro, Tabanero o molle, Ombú, todos dependientes del "árbol madre" el Tala.
Pensar en cómo redefinir, u ordenar el afincamiento de habitantes en los pueblos que conforman el
Parque Costero del Sur,adaptando o diseñando un nuevo estilo de vida favorable y acorde con el lugar.
Tener la posibilidad de descubrir la serenidad, lo manso y agradable del contacto con la Naturaleza; de la propia esencia. Resguardarse en la vitalidad que trae el agua en el rio.
Horizonte bien plano,que nos acerca al terruño, lo cercano, lo nuestro, “la tierra”.
Y por eso estamos aquí, emprendiendo esta nueva aventura de dar a conocer esto que nosotros determinamos en llamar la “buena tierra”, como una posibilidad de creer en un mejor futuro del que todos somos participes y necesarios.
Don Toto Rodriguez (un amigo con el cual compartimos largas mateadas y las historias de personajes y parajes de la zona) los despide por nosotros con un buen amargo y hasta la próxima entrada.
(Fotos extractadas de la coleccion del Arq.Vicente Mazzitelli)